Metabolismo y Economía Circular
ARQ. MAESTRA CLAUDIA MUÑOZ CARMONA
Las ciudades son las mayores consumidoras de recursos globales y las grandes productoras de deshechos. Aun cuando las ciudades sólo ocupan el 3% de la superficie mundial, consumen el 75% de los recursos naturales globales, generan hasta el 80% de gases de efecto invernadero, y el 50% de todos los desechos en el mundo (Licetini & Musco,2020). La industria química, de la construcción y los vehículos motores son la mayor fuente de emisiones.
Debido a esto, desde el acuerdo de París en 2015, los países afiliados se comprometen a adoptar medidas para lograr ciudades sostenibles, con el objetivo de frenar el cambio climático, reduciendo las emisiones y evitando que la temperatura global rebase un incremento de dos grados. Para asegurar esos cambios dos sectores son de vital importancia, el de movilidad y el energético. Lo cual conduce a la necesidad de implementar transporte sostenible y producir energías verdes.
Actualmente esta transformación en Europa se basa en dos conceptos: el metabolismo urbano circular y la economía circular. En 1965 Abel Wolman introduce el concepto de Metabolismo Urbano Circular, el cual tiene como objetivo medir el rendimiento de los recursos en las ciudades. Este propone medir los ingresos (energía, alimentos, agua y bienes) y egresos (emisiones, basura orgánica y residual y aguas residuales) de los recursos de la ciudad, así como sus stocks; con el fin de optimizar dichos flujos y minimizar los impactos negativos de las ciudades.
Este concepto se basa en la biología y hace una analogía de las ciudades con organismos vivos, los cuales necesitan consumir, procesar y excretar recursos. Fue en los 90’s que se adopta en la gestión urbana. La economía circular aparece en los 80’s para describir un sistema cerrado de las interacciones entre economía y medio ambiente. Se basa en los tres principios del reciclaje: reducir residuos y contaminación, reciclar materiales o productos, y reusar las materias rescatadas.
Estos dos conceptos trabajan juntos y se aplica en el planeamiento urbano para lograr la sostenibilidad de las ciudades y un mejor uso, re uso y reciclaje de los materiales y recursos. Todos los actores del sector público y privado deben estar involucrados para asegurar así un crecimiento económico y social sostenible.
Por ejemplo, Ámsterdam quiere ser completamente circular para 2050, una ciudad donde se reutilicen los materiales y materias primas y no se produzcan residuos. Ellos creen que esto reduce la explotación de recursos naturales y materias primas, lo cual genera la mitad de las emisiones globales de CO2. El reciclaje y separación de basura es parte clave de la gestión urbana se toma como una inversión, recuperación económica y una fuente de trabajo. Incluso la basura orgánica vegetal se colecta y usa para la generación de bio-gas, ya que los rellenos sanitarios no son opción.
Otro factor importante es reducir las emisiones de C02 provenientes de la generación y uso de energías fósiles y vehículos motores. Para ello se ha dado un gran impulso al desarrollo e implementación de energías renovables, principalmente la solar y eólica; así como subsidios para motivar el uso de vehículos eléctricos y transporte publico sostenible.
Pero no solo los países desarrollados están bajo presión, es un hecho que los recursos fósiles y minerales no renovables, al ritmo de explotación actual se agotarán antes del fin del milenio. Desgraciadamente seguimos gestionando las ciudades de forma lineal en ves de circular, pensando que todos los recursos son ilimitados, y que los renovables (la naturaleza) se recuperan al mismo ritmo acelerado que el crecimiento de la población y de las ciudades.
En resumen, el manejo de las ciudades debe ser circular no lineal para luchar contra la contaminación y el cambio climático, que al rebasar un aumento de 1.5 grados presenta alteraciones y catástrofes naturales como las que estamos viviendo. La implementación de políticas urbanas ambientales a largo plazo y la delimitación de la mancha urbana con un transporte sostenible, pueden ayudar a un uso más eficiente y circular de los recursos. Localmente podemos empezar promoviendo la separación y reciclaje de los residuos, así como el uso eficiente de energía y agua.