Ciudades Resilientes
y Diseño Sostenible
Mtra. Claudia Muñoz Carmona
Actualmente el gran reto del diseño urbano y su planeamiento es la creación de ciudades resilientes al cambio climático antropogénico. La resiliencia climática urbana es un enfoque para mitigar los impactos del cambio climático en las ciudades. Esta puede definirse como la capacidad de un sistema sociotécnico ambiental para recuperarse y adaptarse después de un choque climático (DESIRE, 2020).
Desde los 90s se ha hablado del cambio climático, pero poco se ha hecho. Son casi cuarenta años sin tomar medidas reales, crear políticas urbanas ambientales y cambiar nuestro comportamiento al consumir y producir para evitar seguir dañando el planeta y explotando los recursos naturales de forma lineal en vez de circular. Sin embargo, el cambio climático se ha hecho más evidente en las últimas dos décadas con eventos perturbadores naturales atípicos y más fuertes como nevadas, tormentas, sequías e incendios forestales.
¿Qué estamos haciendo para evitarlo? En el hemisferio norte, en países como Francia, Noruega y los Países Bajos se ha estado innovando para crear microclimas resilientes en las ciudades capaces de resistir estos choques y tensiones climáticas. Este nuevo concepto se conoce como Diseño Sensible al Clima (Climate Responsive Design), y se define como la forma de diseñar áreas urbanas de tal manera que se reduzcan los impactos, sobre la población y la infraestructura, producidos por tensiones relacionadas al clima (Cortesão y Copeland, 2022). Para su éxito se necesitan urbanistas, arquitectos y políticas urbanas ambientales, con base en la circularidad, que permitan implementar estas adaptaciones en el diseño urbano y arquitectónico que comúnmente responden a las tensiones y alteraciones por calor, viento, inundaciones pluviales y sequías.
La intención de este diseño es reducir la onda larga y corta de calor por radiación solar por medio de materiales más reflejantes y árboles para evitar el sobre calentamiento de la superficie. Esto significa evitar pavimentos y permitir superficies permeables y arboladas para crear sombras y evitar colores oscuros y absorbentes de calor. Urbanísticamente diseñar porciones de espacios públicos para definir el tipo de edificios (su altura), densidad (GSI, FSI) y orientación solar, así como áreas verdes. Manejar diferentes alturas en edificios permitirá una fluencia normal del viento mejorando la ventilación, y reduciendo el efecto isla urbana de calor y por lo tanto la temperatura del viento y el ambiente.
La humedad es otro factor que ayuda a mejorar la temperatura del aire por evaporación y enfriado instalando fuentes o difusores de agua. Se debe permitir un 50% suelo permeable en el diseño de exteriores e incrementar la captación de agua pluvial para reservas.
Otra regla para agregar vegetación urbana es la de 3/30/300, 3 árboles, 30% área verde y cada 300 m un parque. La radiación solar corta se reduce bajo árboles hasta 5 grados y la de la superficie por sombra hasta 15 grados. Lo ideal es combinar sombras, ventilación y evaporación de agua para mejorar la percepción psicológica de la temperatura en la ciudad hasta -10 grados.
Para lograr arquitectónicamente un mejor microclima, en las fachadas deben adosarse elementos de sombra, de rompevientos e instalar techos y fachadas verdes y agregar un Sistema de captación pluvial integrado. Desde 2015 Francia adoptó la política de techos verdes y huertos urbanos.
Por último los métodos a utilizar para mejorar el micro y macro clima son: el ciclo estacional, el ciclo diurno y el uso de compensaciones y escalas climáticas (unidad, cuadra, colonia, ciudad, región). Las compensaciones se refieren a negociar, por ejemplo, menos área de estacionamiento, pero más áreas verdes.
En realidad, la forma de planear la ciudad e imaginarla debe partir de las necesidades de los ciudadanos, no del mercado e inversionistas, para lograr una mejor coexistencia con la naturaleza urbana y silvestre. Nuestra forma actual de manejar las ciudades no es sostenible ni resiliente (todos los recursos son finitos), ni promueve la justicia y equidad social. Debemos revertir el cambio climático para nuestra propia supervivencia en la urbe y la de las nuevas generaciones.