Medio Ambiente Urbano
Arq. Fabián Israel García Hernández
En nuestro diario acontecer, es inevitable percibir escenas que manifiestan que, la transición acelerada de un contexto rural a un contexto urbano, aunado a sus fenómenos causales, han logrado en la última centuria, un desequilibrio ecológico de envergadura catastrófica; sin embargo, también es alentador escuchar que en todo el globo, éstas mismas escenas han despertado interés en los científicos ambientalistas y en las masas, detonando un sentir denominado “conciencia planetaria” que coadyuva con acciones para aminorar o contrarrestar los efectos que todo esto conlleva.
El “medio ambiente urbano”, como concepción y tema de investigación científico, se ha desarrollado a partir de hace solo unas décadas; tal expresión alude o concibe a la ciudad como un medio físico que admite el calificativo complementario de lo antrópico, entendiendo así que, en el mismo, ha actuado de forma voluntaria la mano del hombre, desarrollado elementos propios, que le distinguen, pero que generan un impacto involuntario en los sistemas que le componen, sobre todo en el medio ambiente global.
Según lo conciliado por Duque y Benavides, la interpretación de "medio ambiente urbano" nos evoca a una multiplicidad de fenómenos percibidos como los causantes de las patologías que se gestan en la ciudad, entre las cuales se glosan: la contaminación del aire, la calidad del agua, el saneamiento, las condiciones de transporte, el ruido, el desmedro de los paisajes, la preservación de los espacios verdes, el deterioro de las condiciones de vida, principalmente.
Respecto al término que nos ocupa, aludiendo la bibliografía que ahonda en este, cabe resaltar que, en su gran mayoría, se genera una proyección tripartita que analiza mediante los encabezados a mostrar en delante, un conjunto de elementos y situaciones que coadyuvan para que el constructo, se estructure conforme a sus campos de acción; es así que lo antedicho nos delimita a razonar como subtítulos: la naturaleza en la ciudad, el manejo de la ciudad y el riesgo en la ciudad.
Asidos del mismo soporte literario, se enaltece que el primer término, la naturaleza en la ciudad, engloba todos los estudios realizados a los elementos que ayudan a una concepción moderna de la naturaleza, describiendo objetos y explicando fenómenos que no se asociaban en su análisis, al contexto citadino; lo anterior acapara objetos y sujetos ligados a: la naturaleza biológica en la ciudad, los trozos de naturaleza en la ciudad y los elementos físico-naturales en la ciudad.
Bajo el compilado ya descrito, el término siguiente, el manejo de la ciudad, analiza el medio ambiente como un acotamiento más de la gestión municipal, puesto que, como ente regulador del crecimiento urbano, confronta problemática en los rubros de la producción, preservación, evacuación y circulación de materiales, energías, fluidos, desechos y personas, dando pauta a la gestión de los abastecimientos, saneamientos, planificación, crecimiento, desafíos políticos, sociales y monetarios.
Finalmente, bajo el mismo enfoque, el término de cierre, el riesgo en la ciudad, conforme lo enfatiza su estructura, implica los estudios que se orientan en la salud de la población urbana, así como en los riesgos que esta misma corre dentro del marco citadino, asentando que el análisis que se genera, está enfocado en los riegos de tipo: biológico, físico-químicos, tecnológicos, morfo-climáticos, naturales, sociales; enalteciendo esto último conforme la problemática acontecida sobre todo en países latinoamericanos.
Ante lo ya tratado, se apunta que cualquier actividad que realice el hombre, sobre todo en lo matérico urbano-arquitectónico, tiene un impacto cuasi inmediato en su contexto contiguo; lo anterior por supuesto, solo tiene dos vertientes: impacto positivo e impacto negativo; así entendiendo la ciudad como un ente vivo, se cita la frase chamánica que afirma “quien no genera tiempo para el ejercicio, genera tiempo para la enfermedad”; ante lo cual se análoga que “quien no genera tiempo para el buen ejercicio urbano-arquitectónico, genera tiempo para sus propias patologías”.
A todo ello cabe la interrogante de cómo es que podemos desarrollar un buen ejercicio urbano arquitectónico para que el medio ambiente en las ciudades latinoamericanas, contemplando nuestras patologías toponímicas, pueda ser sano a pesar del impacto negativo que implica el modus vivendi del ser humano contemporáneo; lo que sugiere a manera de respuesta, adoptar la convicción de los grupos étnicos canadienses denominados “métis” cuando pretenden: dejar este planeta apto para que lo habiten por lo menos siete generaciones más.
Mantener el espacio construido y promover la heterogeneidad de uso de suelo.- Es muy difícil pensar que la tendencia demográfica que nos envuelve, pueda coadyuvar para que el espacio construido en las ciudades se mantenga; sin embargo, es nuestro deber como entes creativos dentro del arte edilicio, repensar las ciudades; la heterogeneidad de usos de suelo es una técnica que se puede adoptar en urbes como la nuestra, máxime cuando dentro de la mancha urbana, se cuenta con terrenos de envergadura considerable, que pueden usarse para evitar que los complejos habitacionales sigan su cauce periférico.
Metabolismo circular. – Así como se reciclan los materiales, la música, la ropa, así mismo se debe reciclar la arquitectura y por ende las ciudades; es prudente conocer, dar a conocer e implementar el metabolismo circular en el marco urbano, dando pauta a que las entradas sean recursos renovables; los procesos internos sean productos, procesos y entes reciclados; lo cual dará pauta a que las salidas sean residuos contaminantes reducidos, que pueden incluso, volver al inicio del circuito sugerido.
Fuentes de contaminación y sus efectos.- No podríamos estar texteando conceptos como el recién acaecido, sin antes saber cuáles son nuestras propias fuentes contaminantes y los efectos que estas están generando; sin embargo, no basta con disertar dicha información, pues ello nos debe orientar a realizar una gestión interna que nos permita involucrar a la sociedad para educarla en conceptos de tendencia sanadora, lo cual debe coadyuvar a gestar planes, programas y proyectos de influencia bilateral para contrarrestar la contaminación y sus efectos.
Propuestas símiles por supuesto que pueden desarrollarse bastas hasta lograr un compilado que signifique tres o cuatro tomos de la presente edición, sin embargo, la magia aparecerá cuando los actores principales dentro del marco urbano, nos mimeticemos como una entidad evolutiva con fines compartidos, y la sinergia sea el común denominador dentro de la fórmula propuesta.